Detrás de las mil pieles

Director, técnico y actor de doblaje venezolano, Renzo Jiménez

Detrás de las mil pieles

Renzo Jiménez, director y actor de doblaje

Es reconocido en Latinoamérica por doblar a Calamardo Tentáculos, uno de los personajes principales de Bob Esponja. Y es el pionero de la enseñanza del doblaje en Venezuela

     Él entra a la habitación, mientras se quita los lentes oscuros. Los que están allí enmudecen, como si él trajese consigo el silencio. El hombre se sienta, sin mirar a nadie, y descansa los codos en sus piernas, junta las puntas de sus dedos y sobre los pulgares apoya el mentón.  Los que lo observan esperan ansiosos una palabra suya, están allí porque admiran lo que él puede hacer y porque quieren hacerlo también algún día. Todos ansían secretamente que el señor los salude, y que en algún momento les demuestre que realmente es él la persona cuya voz se escucha cuando habla el calamar azul, vecino de Bob Esponja, allá en Fondo de Bikini. Otros esperan que lo que diga sea “Soda de naranja”, como lo hacía cuando le daba su voz a Kel, un joven muy cómico de una serie de Nickelodeon.

“No me importa si les caigo bien o si les caigo mal, no vine aquí para eso… Vine a enseñar”, son las primeras palabras que pronuncia el director y actor de doblaje, Renzo Jiménez, con un tono calmado, pero haciendo especial énfasis en las tres últimas palabras. Él piensa que la enseñanza es mágica, porque puede escribir sobre el alma de las personas; pero sabe perfectamente que debe ser agresivo para lograr, que aquellas personas que quieren ser actores de doblaje, en tan solo 30 días, hablen de una manera diferente. Así comienza la clase, de un curso que viene realizándose desde hace 14 años.

No muchos saben que Venezuela es uno de los primeros países productores de doblaje. Renzo Jiménez es el pionero de la enseñanza del doblaje en Venezuela, y eso le encanta. Él sabía que en algún momento la industria del doblaje sería cada vez más demandada, pero nadie había pensado en eso, y tampoco se habían preocupado por formar a los actores de doblaje. “Me encanta ir por la senda de lo inseguro. Lo seguro ya no tiene misterio para nadie”, dice con cierta sonrisa de satisfacción. Gracias a su iniciativa los estudios de doblaje tendrían cada vez más voces nuevas, y como él mismo dice, no acabarán transformándose en una especie de élite u status quo, a la que es muy difícil ingresar. “Cuando te vas de este mundo, vas a dejar en tu área de influencia un mundo mejor que el que tú conseguiste. Hay gente que me pregunta ¿Cuándo se dobla mejor, antes o ahora? Yo digo ahora. Porque ahora son profesionales, pasan por una escuela y un filtro que hace esto sea cada vez más una industria grande, y más estratificada”. Cuando habla cuida cada una de sus palabras, pronuncia todas las “s”, y rasga las “j”.

Este individuo odia la mediocridad, la mentira, el populismo, la gente que puede prometer lo que no puede cumplir, a los que dividen el mundo en dos mitades. Los mapas que dividen al mundo en estados.

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     Sentado en un jardín y mirando al cielo, se encuentra Alberto Figueroa. Está recostado totalmente del espaldar de la silla y apoya uno de sus brazos en el de su asiento. Es una persona de apariencia tranquila, pero cuando sonríe advierte sin palabras que de un momento a otro te puede llegar a sorprender.

Cuando puede, va al gimnasio en las mañanas. Siempre almuerza o cena fuera de su casa. Después de una larga jornada de trabajo, regresa a su hogar, donde se encuentra con sus mejores amigos, los libros y las películas. Con más de 500 películas y comprando más de 10 o 20 al mes, es realmente un cinéfilo empedernido.

Habla con orgullo de su hijo de 13 años, Arturo, con el que pasa los fines de semana.  Disfruta de llevarlo al colegio, al teatro, de estar ahí siempre que él lo necesite; de enseñarle a ser responsable, el valor del trabajo, a tener sentido de la ética, el respeto, la honradez, cómo ser hombre… los valores que alguna vez le enseñaron a él y que lo han convertido en lo que es hoy.  Admira profundamente la honestidad, la nobleza y la grandeza de las personas.

Alberto Figueroa es un tipo común y corriente.

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     El reconocido actor de doblaje Renzo Jiménez y el paternal Alberto Figueroa, tienen características físicas exactamente iguales. Ambos son un poco más bajos que la estatura promedio. Tienen la piel morena, medio gitana y medio india. El cabello oscuro y alborotado, con mechones que caen sobre su frente y usan la barba con forma de candado.  Sus ojos  son almendrados y tienen nariz grande. Además, específicamente, a ambos los caracteriza un lunar bajo el ojo izquierdo, junto a la nariz, y otro un poco más grande en el lado izquierdo de la frente.

No se trata de las coincidencias de la vida, ni de que ambos sean gemelos separados al nacer, cual novela mexicana. Se trata simplemente de esa peculiar capacidad camaleónica que poseen los actores.

Renzo Jiménez y Alberto Figueroa son la misma persona.

     “Básicamente Renzo Jiménez es un señor que yo me inventé para la industria, es un nombre por el cual la gente me pueda buscar como profesor, como amigo, como compañero, como maestro, como guía. Ese señor Renzo Jiménez no existe”.  Pero es gracias a él que Alberto Figueroa puede disfrutar de los beneficios del anonimato, para ir a cualquier lugar a tomarse un café, o para ir al estadio a ver el juego de Los Leones del Caracas.

El Jiménez es por el apellido de su madre, mientras que “Renzo”, cuyo significado galo es “Príncipe”, es el nombre que su padre, Lorenzo, quería ponerle. Sin embargo, su madre decidió, influenciada por un protagonista de novela, que se llamaría Alberto José. “José se llama toda la población del mundo”, se queja Alberto.

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     “Fantasear…”, dice Alberto Figueroa con la sonrisa de quien recuerda momentos gratos, y mira hacia el cielo como si éste le mostrara, con las nubes como actores, una representación de sus recuerdos.

Lo arrullaron con tangos y creció con historias fantásticas y épicas. Cuentan sus hermanas, Josefina y Gladis en un documental, que Alberto solía andar disfrazado de pequeño. Tenía un disfraz de El Zorro que muy poco se quitaba. Él era el Zorro. Era un niño muy creativo, inquieto y ocurrente. En una ocasión le pusieron una máscara especial porque iban a operarlo de las amígdalas y se aprovechó de eso para fingir cosas. “Hacia así como si iba a darme una cosa y mi mamá creía que yo tenía un problema cerebral. Ya jugaba al actor desde pequeño”, cuenta sin poder deshacerse de la sonrisa.

Mientras iba creciendo, parecía que vivía un “¿Truco o trato?” constante. Jugaba a la ouija con sus amigos para asustar a las jovencitas. En sacos aparentemente “ensangrentados” metía cornetas con un audio que dijera “¡Auxilio, socorro, me cortaron la mano!” para asustar a las personas. Armaba trampas con fuegos artificiales que estallaban cuando la víctima abría la puerta.  También le lanzaba piedras y palos a los autos. “Me caía a golpes con todo el planeta”, dice antes de un silencio que en su mirada parecía más un flashback.

Le decían “Contrabando”, por llevar dulces escondidos en su ropa, y “Sapo negro”, pero nunca supo por qué. En su adolescencia sus travesuras se volvieron más arriesgadas e irreverentes (características que lo siguen acompañando hoy en día). “Una vez un policía me dijo “Cédula. Contra la pared”. Y yo agarré la cédula y se la tiré contra la pared”, cuenta.  Sigue teniendo problemas con la autoridad, porque no está de acuerdo con quien no ha ganado su respeto. Se ganó una cicatriz en la pierna que le recuerda que es tan arriesgado como para atreverse a entrar a una “encerrona” en España, desnudo, con un capote rojo para golpear a un toro de 680 kilos. Alberto se ríe y dice que se sigue burlando del mundo, porque el humor es signo de inteligencia.

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    Figueroa es abogado, básicamente porque siempre ha tenido un sentido muy fuerte de la justicia, porque una prueba de actitud académica le dijo que él debía ser abogado, y porque el título le sirvió para entregárselo a su madre y sentirse libre. Mientras estudiaba la carrera de Derecho, se hizo locutor. Él sabía que con su voz podría iniciar un camino interesante. Paralelamente estudió Teatro, porque le gustaba ser otro, calarse con otras pieles o vestuarios.  “Ser uno todo el tiempo es aburrido”.

Fue gracias a un anuncio en el periódico que entró en la industria del doblaje, como director y técnico. Allí se consiguió con que dirigir actores de doblaje no era igual a dirigir actores de televisión o de teatro. “A los actores de doblaje les diriges el corazón. Cuando ellos aprenden la técnica, tienen que trasmitir lo que quieres decir con lo que dicen, y no hay otra manera que a través del corazón”.

Un documental dedicado a él, llamado “Renzo Jiménez, pionero de la enseñanza del doblaje de voz en Venezuela” muestra la escena de la novela con la que debutó como actor de doblaje. En la trama había una mujer que siempre les contaba a sus amigas que algún día su enamorado iría a buscarla, y en la escena, que es además el final de la novela, llega por fin el hombre que ella tanto esperaba y le dice “Hola”. Y eso fue todo lo que dijo Renzo.

Para caracterizar a un personaje, ya sea como actor de teatro, de cine o de doblaje, Alberto Figueroa busca sentirse como el personaje. “Tengo que respirarlo. Si es un homosexual tengo que empezar a sentir amor por lo que él siente. Si es un asesino tengo que verlo desde la perspectiva desde la que él lo ve, de lo contrario permito que mi propia personalidad haga rechazo de ello, y si hace rechazo de ello, pues…  no podría. Me puedo poner perfectamente en el rol de un asesino, eso es lo que es ser actor. Ponerte mil pieles, morir mil muertes, vivir mil vidas. Eso es lo maravilloso de esto, por eso lo elegí. Vivir una experiencia no necesariamente tiene que significar que lo harás algún día, pero si la puedes vivir y hacérsela vivir a otros, esa es la magia del actor”.

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     Quien no lo conoce imaginará que es un muy costoso lapicero aquello que cuelga de su cuello. Quien no lo conoce se extrañará cuando él lleve éste objeto a su boca y cierre los ojos unos segundos, mientras lo inhala. Quien no lo conoce observa este momento con curiosidad y sobretodo aguarda, porque rituales así no deben ser interrumpidos. Entonces él abre los ojos, y observa a la nada, o algún punto imaginario que suele estar en el cielo. Solo cuando escapan de sus labios, a bocanadas, las pequeñas nubecitas de vapor atípicamente perfumado, y se pierden en el aire, quien no lo conoce comprende que se trata de un cigarro electrónico.

“Si ser exitoso significa estar satisfecho con lo que has hecho. Estar aquí y ahora mismo. Entonces sí, soy exitoso. Si ser exitoso significa tener mucho dinero, no tener libertad… entonces no soy exitoso”.

Renzo Jiménez se despide con un apretón de manos, y Alberto Figueroa con un abrazo.

Cabrera Navid

Cuando Mayo patea el asfalto

Maryory Semejal es militar, pero la apasionan los deportes

Fue selección de fútbol en el Distrito Capital y los estados Miranda y Falcón, y selección de voleibol del estado Falcón. Practica ciclismo, natación, y corre maratones y carreras

 

Asfalto, arena, tierra, no importa el terreno, ni siquiera la distancia, solo hay que correr. Desde hace siete años Maryory Semejal corre maratones y carreras. Ella es militar, pero su pasión por los deportes la ha llevado a correr en ciudades, a la orilla de la playa, en montañas, en los Médanos de Coro, en países como Argentina y Colombia, y lo que ha sido el reto más importante de su vida hasta ahora: La Gran Sabana.

Detrás de ella aguarda su auto negro con dos bicicletas empantanadas, porque la lluvia no detuvo a Maryory en su paseo matutino, de hecho, si hay obstáculos es mejor. Maryory no es alta. Es delgada, pero con músculos muy marcados. Se nota en su piel que el sol la adora. Por otro lado, su amplia sonrisa te engaña recortándole al menos 10 años a los 44 que tiene Maryory. Lleva el cabello recogido, lentes oscuros como cintillo y ropa más playera que deportiva. Tiene en frente el paisaje que más le gusta, el color de su vida, el cielo y el mar. Sus ojos oscuros brillan cuando piensa en su infancia, se toma el tiempo para revivirla en su mente. “Mi sueño siempre, desde pequeña, era ser una gran deportista y eso creo que lo he logrado. Sin duda que sí lo he logrado”, afirma con el orgullo de quien se esfuerza por lo que quiere.

Ha sido selección del Distrito Capital y de los estados Falcón y Miranda, y  selección de voleibol del estado Falcón. Practica ciclismo y natación, además de correr maratones y carreras.

Se levanta a las cinco de la mañana. En su desayuno abundan las proteínas que necesita para cumplir con la rutina del día (correr o ejercicios), y luego trota en el Parque del Este, en Caracas. Se va a trabajar, y finaliza el día con ciclismo o natación. El vivo ejemplo de aquel dicho de Mahatma Gandhi, “Un esfuerzo total es una victoria completa”.

   “Si no has perdido nunca una uña, no eres corredor”, dice entre risas y encogiéndose de hombros, acostumbrada a eso. Cuenta con cierta tristeza en sus ojos que, durante una competencia nacional de fútbol, se fracturó dos dedos del pie. ¿Cómo iba a ella a permitir que les ganaran por culpa de dos deditos? ¡Era un juego importante! Su equipo contaba con ella para pasar a la final del campeonato, simplemente no podría dar la cara si llegaba a defraudarlos. Esquivó al entrenador diciéndole que se encontraba perfectamente, aunque el intenso dolor le recordaba que mentía. Así que ella y sus deditos fracturados terminaron el juego y ganaron. La adrenalina del deporte la guiaba a la victoria. Después de eso tuvo que dejar de jugar por un año y medio. Las fracturas de sus dedos eran más graves de lo que parecía. “Eso me marcó para siempre, dije que más nunca lo volvería a hacer”.

Las lesiones son parte de la vida de un deportista. Sin embargo, lloró el día en el que su doctor le dijo que no iba a poder correr más, debido a una lesión en la columna. Aún tenía una carrera pendiente, y habían sido las mismas carreras las que le enseñaron que, el sudor, el sol abrasando tu piel, las piedras y ramas en el camino, los charcos de agua, el calor, la sed, el agotamiento de los músculos y el inestable terreno… no importaban. La riqueza al final del arcoíris era llegar a la meta para no defraudarte a ti mismo, para llenarse el corazón con felicidad hasta que esta se desbordara.

   Con rehabilitación y los consejos de los especialistas, Maryory pudo correr 57 kilómetros del ultramaratón Tanno Tüy,  en la Gran Sabana. La describe como la mejor experiencia de su vida y no logra compararlo con nada más. No se asemeja siquiera a los dos maratones que ha corrido en Buenos Aires, ni con el maratón de Bogotá, o el medio maratón de Panamá. “Un viaje armonioso con una vibra diferente”. Tardó aproximadamente 10 horas en completar el recorrido. Se detenía a contemplar los paisajes, a capturar instantes mágicos con su cámara. A respirar. Le pareció increíble encontrarse con manos bondadosas e ingenuas que le ofrecían mandarinas, naranjas, o vasos con agua (de por allí mismo, del río). Fue de esas mismas manos que aprendió a valorar los gestos más sencillos de la vida, y hasta hoy en día se recuerda a sí misma que las personas siempre se complican y olvidan esos gestos que pudieran hacerlos muy felices. Por su puesto, nunca olvidará las manos caritativas de los indígenas de la Gran Sabana. Mientras Maryory lo recuerda sonríe con un hoyuelo en cada mejilla, y afirma que correría nuevamente los 57 kilómetros si tiene la oportunidad.

   Su terreno favorito para correr es la montaña, porque cada piedrita, rama, charco o el mismo desnivel de la tierra representan un obstáculo que supone un doble esfuerzo. Esfuerzo que tiene cierto ritmo avivado para la corredora. “Eso le da aventura y emoción a las carreras”.

“¡Sí puedo!”, se anima a sí misma, y se recuerda también lo mucho que ha entrenado para el maratón que esté corriendo. Cuando siente que su cuerpo comienza a pedirle que abandone la carrera un “¡SÍ PUEDO!” la impulsa. Respira profundo y se concentra en sus pasos. “La soledad del corredor es cuando llega un momento en el que miras adelante y miras hacia atrás y no ves a nadie. Tu sola te tienes que animar”. Debe seguir para poder ondear la bandera de Venezuela al llegar a la meta, esa es una de las tantas imágenes que cruza por su mente en esos momentos.

El esfuerzo siempre se ve recompensado. El día que corrió en los Médanos de Coro, en el estado Falcón, necesitó mucho esfuerzo para que sus pies no se quedaran hundidos en la tramposa arena. Allí en secreto, sus zapatos almacenaban los pequeñísimos granitos de arena, que se llevaron a casa como recuerdos o trofeos. ¡Y no solo sus zapatos!  Sino también sus orejas, su cabello y su ropa.

   Para ella, correr no es sólo mover las piernas a cierto ritmo y velocidad. No es simplemente llegar a una meta. Mientras corre, Maryory parece ensimismada en mil cosas y en ninguna a la vez. En su mente se disparan ideas, sueños, anhelos, personas, lugares, sensaciones, expectativas. Todo uno tras otro, como fuegos artificiales que estallan al ritmo de los latidos de su corazón. Cada gota de sudor es una imagen que ya ha pasado por su mente y que ahora se escapa de su cuerpo. Cuando todas esas gotas se han ido ya, Maryory se siente libre y en paz. “La felicidad perfecta es seguir corriendo y seguir sintiendo la brisa en mi rostro y el sudor bajando por mi espalda, mientras corro”.

   De a momentos sus labios se cierran y deja la vista en el mar, como si éste le susurrara secretos, y ella atenta buscara descifrarlos. Eso no lo ha cambiado por nada del mundo. El mar la enamoró desde que era niña. Se escapaba a una playa llamada “el cerrito”, que quedaba cerca de su casa, y allá se sentaba a conversar con el coqueto mar que le pedía que siempre volviera.

Una ardilla que recorre un árbol cercano la distrae nuevamente y se queda inmóvil para descubrir qué camino tomará el animalito. “Me quedan sueños todavía por cumplir”, dice Maryory. No tiene el acento, pero es falconiana. Acompaña sus palabras con una amplia y contagiosa sonrisa. Su aspecto es sencillo y relajado, es cuando sonríe que comprendes que no necesita maquillaje o muchos accesorios para resaltar. Para mostrar su alma aventurera y alegre solo necesita su característica sonrisa.

Para una soñadora, las metas nunca acaban. Maryory Semejal espera poder correr en Nueva York, e incluso en Rio de Janeiro. “La competencia es conmigo misma, yo no compito con los demás sino conmigo. Cada vez quiero mejorar”.

Ella estira su camiseta gris y deja ver el nombre que está allí escrito en letras plateadas, y que además es su apodo.

Como en todas sus carreras, extiende los brazos hacia el cielo para una fotografía.

“¡Todo fluye!”, suele decir Mayo, después de “patear el asfalto”.

Cabrera Navid

“Libertador es una mala película histórica”

El historiador Daniel Terán Solano opinó sobre la verosimilitud de la película de Alberto Arvelo

Daniel Terán Solano, historiador y profesor de la Universidad Central de Venzuela

Daniel Terán Solano, historiador y profesor de la Universidad Central de Venzuela

 “Pensaba que tendríamos la película definitiva, porque siendo Bolívar nuestro personaje fundamental se merecía tener un filme glorioso”, mencionó el historiador

   Con motivo del estreno en Venezuela  de la película Libertador, dirigida por Alberto Arvelo, y protagonizada por Edgar Ramírez; el historiador y profesor de la Universidad Central de Venezuela, Daniel Terán Solano, opinó sobre el aspecto histórico de la película que se basa en la vida del prócer venezolano Simón Bolívar.

– Antes de ver la película “Libertador”, dirigida por Alberto Arvelo, ¿Cuáles eran sus expectativas?  ¿Se cumplieron algunas?

– Al ser una película con mucho presupuesto y realizada bajo ciertos estándares de Hollywood, con muchos recursos técnicos, audiovisuales y estéticos,  yo esperaba que la película relanzaría a Bolívar y “lo Venezolano” al mundo en general. Pensaba que tendríamos la película definitiva, porque siendo Bolívar nuestro personaje fundamental se merecía tener un filme glorioso. Mis expectativas no se cumplieron.

– ¿Qué hechos rescata de la película que informen al público de lo que sucedió en realidad en la historia?

Que muestra que hay un proceso. En la vida de cualquier personaje, como en la existencia de cualquier país, nación y cultura, se debe entender que hay una temporalidad. Hay un proceso en el cual tú puedes una evolución. Y por supuesto, muestran que la guerra de independencia fue una lucha cruenta, que implicó la participación de muchas personas, que hubo decisiones… Y me refiero al intercambio de ideas, debates, intrigas, conspiraciones. El problema es, que aunque muestra eso, hace una distorsión de lo que ya se conoce y se sabe de Bolívar, al menos en el campo académico. En los filmes históricos el guion está atrapado por una realidad. Como ficción pueden plantearse muchas cosas, en historia no. Hay una serie de limitantes que no pueden violentarse, y en la película se toman muchas licencias que violentan la realidad histórica.

–¿Cuál de esas licencias fue la que más le incomodó?

El final, porque plantean abiertamente que a Bolívar lo asesinaron.  La película plantea que él está muy sano y difunden el rumor de que tiene tuberculosis, por lo tanto preparan algo en su contra. Eso no fue así. Bolívar ya estaba enfermo cuando tenía 45 años, hay una carta donde él escribe a un compañero suyo: “Si pudiese verlo a usted en este momento, me vería muy mal. Tengo 45 pero parezco de 60 años”.

Uno está acostumbrado a ver a los héroes de la patria como superhéroes, pero eran personas que tenían necesidades y defectos, por lo que podían verse afectados por una serie de circunstancias. En 1830 Bolívar había recibido muchos golpes anímicos muy duros, como la muerte de Antonio José de Sucre, y alejarse de Manuelita Sáenz. Un hombre como Bolívar tuvo que sentirse afectado y tuvo que haberse visto mal. Eso no lo muestra la película. Ahí vemos un Bolívar fuerte, resistente. Me molestó como historiador y hasta como ciudadano  venezolano… porque están distorsionando un bien, que no es propiamente material, pero es muy importante y se debe valorar, que es la historia.

– ¿Cuál es su opinión respecto a por qué le dieron ese final? ¿Por qué hacer una conspiración para la muerte de Bolívar?

Sobre eso diré una opinión muy personal, muy subjetiva y discutible. Creo que ahí se aplica lo que dice un refrán: “el que pone los reales pone las condiciones”. Esta película recibió financiamiento del estado, una parte. Es obvio que Venezuela, desde los últimos 15 años, con el gobierno del presidente Chávez, y ahora el presidente Maduro, ha tenido una visión o interpretación particular sobre quién fue Simón Bolívar, qué fue lo que hizo y cómo falleció. Recordemos que en el 2010 el presidente decidió, que se exhumaran los restos del Libertador, porque él estaba convencido de que lo habían asesinado…  Al final se demostró que murió de causas naturales, y en sus huesos tenía los efectos de la tuberculosis.

La idea de que a Bolívar lo mataran es mucho mejor que una muerte por tuberculosis, y eso también entra dentro de lo que podemos llamar la mítica. Un héroe tiene que morir a caballo, peleando, de pie, pistola en mano, ensangrentado,  con la bandera, ¿Qué es eso de morir en tu casa, con tus nietos, o morir tranquilo en tu cama? La muerte física se asume, cuando es por enfermedad como una derrota. En cambio, cuando es una muerte física por asesinato se asume que es heroica porque tú estabas luchando contra lo que te terminó venciendo y eso habla mejor de ti. Para los que son amantes de lo épico decir que lo hayan matado es glorioso.

–Si estuviera en sus manos elegir los hechos históricos que cuenten el por qué Bolívar fue El Libertador, para una película de dos horas, ¿Cuáles serían?

Creo que se hizo bien el haber obviado gran parte de la infancia de Bolívar. Pero la película debió haber tomado en cuenta  el 19 de abril de 1810 y el 5 de julio de 1811. Debió haber tomado en cuenta la participación de Bolívar en la Sociedad Patriótica. Pienso que debieron haber hablado de algunos documentos fundamentales, como el Manifiesto de Cartagena, el discurso de Angostura… mencionan algo de la carta de Jamaica, pero no mencionan la presencia o el apoyo de los Ingleses en Venezuela; muestran unos británicos, pero no se ve la preocupación que tuvo Bolívar, porque él quería una alianza con Inglaterra. Me parece terrible que no hayan nombrado la guerra a muerte, la presencia de Boves. Hay personajes históricos que fueron obviados, como Morillo o Petión; los fueron evitando porque tal vez el tiempo no alcanzaba, pero creo fundamental que se hubiesen mencionado. Apenas muestran rápidamente la campaña de Perú. No se habla del Congreso de Panamá, y no se explica cómo se disuelve la Gran Colombia.

–Usted mencionó que para Bolívar era importante una alianza con los británicos, pero en la película estaba rechazando su ayuda…

Bueno, esas cuestiones corresponden al criterio del escritor o guionista, que creó un personaje británico que conoce a Bolívar y le induce la idea de la lucha independentista, le propone luego abrir un banco en Colombia y Bolívar lo rechaza. Eso no tiene ni pie ni cabeza. Los ingleses apoyaron la independencia aquí en América Latina, porque ellos querían ganancias económicas. Bolívar estuvo a punto de llegar a acuerdos importantes con los ingleses, de hecho, no se tiende a nombrar mucho en el caso de la historia pero está perfectamente probado y documentado que Bolívar, en su desesperación cuando cae la Segunda República, llegó a plantearle a los ingleses que invadieran Venezuela.

–En un artículo que usted escribió sobre esta película, y que está publicado en su blog… Usted explica que Bolívar no fue exiliado a la “selva de Cartagena”, como muestra la película, sino que se le dio un pasaporte a la Ciudad de Cartagena… Entonces, ¿Cuál cree usted que pudiera ser el motivo por el que cambiaran algo así? Y los indígenas o nativos  que él reclutó en esa selva… ¿cómo se explicaría según los registros, según la historia?

Lo que me sorprende es que hablan de algo que no existe. En Cartagena no hay selvas, en todo caso hay ciénagas. Plantean una mentira terrible. Bolívar se va a la ciudad de Cartagena y ahí trata de convencer a los neogranadinos, los colombianos, que lo ayuden… es cuando hace el famoso manifiesto de Cartagena. ¿Qué busca la película mostrar? Que bolívar siendo un blanco mantuano, de pronto se ve en una situación muy difícil y abandona sus prejuicios de clase. Si Bolívar algo mantuvo en su vida, fue cierta clase elegante, porque él llevaba sus cubiertos, tenía un mayordomo que lo acompañaba. Era muy cuidadoso con su cabello, con su imagen, con sus dientes y sus uñas; él no quería presentarse ante la gente feo. Las descripciones que hay de Bolívar siempre decían que su apariencia era impecable. En el filme no, ellos ponen al Libertador como un guerrillero.

–En una entrevista al Director Alberto Arvelo, realizada por Correo del Orinoco, él mencionó una frase, la cuál es, cito: “Los grandes héroes de la historia hablaban como hombres, no como libros”. Entonces, considerando lo que se ha dicho sobre si el film se apega o no fielmente a la historia, ¿Qué opina usted de esta frase?

Alberto Arvelo en este caso tiene que defender la decisión que tomó… y evidentemente, al plantear eso quiere decir que, cuando un héroe hablaba como un hombre está suponiendo que hay una lógica universal en la condición humana, que quiere decir que posiblemente ante una determinada circunstancia iba a reaccionar como ser humano. Intenta plantear que los libros plantean otra cosa, distorsionan los sucesos y posiblemente no fueron así. Sin embargo hay que recordarle al Director Arvelo que es gracias a lo que está en los libros que se va construyendo la imagen que uno tiene de los personajes. No podemos divorciarnos de los libros.

–Según sus conocimientos sobre Bolívar y la imagen que dio Arvelo en la película, ¿está correcta la personalidad del personaje, la forma en la que él actuaba?

–En parte sí. Porque hay un Bolívar que fue como lo describe Edgar Ramírez, como actor lo hizo muy bien. Pero el Libertador, como todo ser humano, tuvo etapas. No fue así en todo momento. Hay una etapa que yo llamo “la etapa radical” de Bolívar que corresponde a cuando él era joven, él era lo que llamaríamos hoy en día “un come candela”, un tipo radical. Pero esa etapa cambia a una más centrada desde que cae la Segunda República; él está dispuesto a negociar. La última etapa que es desde el año 26 hasta su muerte es la conservadora; él está muy desencantado de la vida, desconfía de muchas cosas, etc. Esos tres bolívares son personajes que hay que tomar en cuenta al hacer una película…porque no toda su vida fue un hombre radical, come candela. Es una contradicción muy grave que hizo el director, porque él hablaba del hombre, pero los hombres también cambian.

–Puede que muchos den por ciertos los hechos que presenta la película. Ocurre que muchos prefieren ver una película que leer un libro, entonces… Con fines académicos, siendo usted profesor e historiador, ¿recomendaría esta película?

–No, no la recomiendo. Porque es una mala película histórica. La mayoría de los hechos no se apegan a la realidad. Como una película de ficción si podría recomendarla, pero como historiador, no.

Cabrera Navid

En Vargas se intensifica campaña contra el virus Chikungunya

Julio Pachecho, Jefe de la coordinación de epidemiología de Vargas explica qué es el Chikungunya

Julio Pachecho, epidemiólogo regional del Estado Vargas

Julio Pachecho, epidemiólogo regional del Estado Vargas

El epidemiólogo afirma que con el apoyo comunitario se eliminan y previenen los criaderos de zancudos que causan enfermedades

 

El Chikungunya, o  la enfermedad del “hombre que camina encorvado”, es el nombre de un virus que desde junio amenaza con causar una epidemia en Venezuela. Hasta el 11 de julio se contabilizan 12  casos del virus Chinkungunya en el país. En Vargas, aún no se confirma ningún caso de la enfermedad, según confirma el licenciado Julio Pacheco, epidemiólogo regional del estado Vargas.

El virus, proveniente de África, se extiende por Centroamérica. Ha infectado a países como Guatemala, República Dominicana, El Salvador y Puerto Rico. Se les brinda información sobre el virus, y diferentes medidas de prevención a quienes visiten estos países endémicos, para así evitar contraer y propagar la enfermedad.

El epidemiólogo Julio Pacheco explica que un cerco epidemiológico funciona para evitar la propagación de un virus y que esta medida se ha activado en todo el territorio nacional. Específicamente, el cerco epidemiológico abarca puertos y aeropuertos, donde se captan la mayor cantidad de personas que presenten la sintomatología del Chikungunya. Las personas afectadas son trasladadas a un área de observación para tomar muestras. Si están infectadas con el virus se les brinda tratamiento hasta que pase el período de transmisibilidad. Básicamente intentan evitar que los zancudos que hacen vida en las casas de estas personas se contagien del virus y propaguen la enfermedad.

Debido a que esta enfermedad es transmitida por un vector biológico, conocido como “zancudo patas blancas” (Aedes Aegypti), y causa un cuadro febril y malestar general, suele comparársele con el dengue. Sin embargo, el chikungunya, a diferencia del dengue, no presenta entre sus síntomas dolor muscular, sino articular y no es una enfermedad mortal, aunque debe tratarse a tiempo.

Aún se están realizando investigaciones sobre el Chikungunya, por lo que no existe una vacuna para la enfermedad. Tampoco se ha demostrado que el virus pueda transmitírsele a un bebé, en caso de que la mujer infectada esté embarazada. “Si el parto es normal, existe la posibilidad, pero por cesaría no”, afirmó el epidemiólogo.

En cuanto a las campañas que se realizan para divulgar la información sobre el virus, Pacheco expresó que a los viajeros se les da un ticket con información, el cual explica que  si el viajero procede del Caribe corre el riesgo de haberse infectado con el virus. Además indica que si el viajero en los primeros 14 días de ingreso al país presenta fiebre y/o dolores articulares, debe consultar a su médico y presentar el ticket.

Asimismo, Pacheco explicó que se publican pancartas sobre el Chikungunya en todas las comunidades y se hace un perifoneo en el estado cada trimestre para hablar sobre diferentes virus en cada parroquia de Vargas. Durante el período escolar se realizan campañas en las escuelas, tanto para los niños, como para los padres.

Expresó que se divulga información a través de los medios de comunicación y se realizan diferentes campañas, dando como ejemplo a la más reciente “¡Al mosquito ni agua!”.

Como medidas preventivas, el epidemiólogo recomienda evitar los criaderos de zancudos, no sólo en las casas, sino también en las calles. También sugiere dormir bajo mosquiteros, colocar mallas protectoras en puertas y ventanas para impedir la entrada de los zancudos a las viviendas, y al ingresar en zonas boscosas se recomienda usar vestimenta que cubra la mayor área corporal posible.

En cuanto a erradicar los criaderos de zancudos, Pacheco nombra a Carayaca, Catia La Mar y Carlos Soublette, como las parroquias del estado Vargas  que cuentan con más criaderos, y que acumulan grandes cantidades de recipientes con agua. Explica que sin el apoyo de las comunidades resulta difícil contar con espacios saneados.

De igual forma el epidemiólogo expresó que el éxito de las acciones preventivas y de eliminación de criaderos que toma la coordinación de epidemiología, depende fundamentalmente de las comunidades y de la disposición de las personas para acatar las medidas que se les sugiere.

“Este es un trabajo compartido. Aquí, en la Coordinación de epidemiología del Estado Vargas, tenemos la tarea, el desafío de concienciar a  las personas, para que ellas utilicen las medidas preventivas. Para que tengan espacios saneados, libres de recipientes que puedan albergar el vector. De esa manera, las comunidades ayudan a la eliminación y al control. Ha sido infalible, no hay otra forma sino el apoyo comunitario”, afirmó el epidemiólogo.

Cabrera Navid